"La mujer sin piano": Nada de nada
"La mujer sin piano" es posiblemente la peor película española de 2009, estrenada en el Festival de Cine de San Sebastián con mucho bombo y poco platillo (por eso de no confundir el ruido con la música), su capacidad para sacar toda tu bilis es digna de estudio. Pero incluso va mucho más allá de la mera nulidad, encima su director, Javier Rebollo, se sube al carro de los mesiánicos salvacines y afirma que otra industria española es posible y su película es esa opción, ¡esperemos que se equivoque!
La sinópsis es sencilla, patética e indigna: Carmen Machi es una mujer menopaúsica a la que, sin previo aviso, le empieza a pitar un oido. Su vida es anodina, está casada y tiene un hijo, pero estos personajes no tienen ningún desarrollo en la trama. Porque Machi abandona su hogar, abandona a su marido y su hijo y se dedica toda la película a vagabundear por la noche madrileña con una maleta y una peluca. En esta "trepidante" aventura le acompaña un polaco e incluso se topa con una panda de magrebíes que le increpan, ¡apasionante!
Cuando le otorgaron la Concha de Plata al Mejor Director en San Sebastián, Rebollo fue recibido en la gala con pitos (convenientemente disimulados por TVE) y desconcierto general. Porque esta es una película que no trata sobre nada y encima se regodea en su pedantería; de "héroes anónimos" pretenden calificar algunos a los personajes. Pero estos "héroes" van más allá del anonimato y caen en el desinterés y finalmente en el hastío. Dice el director, Rebollo, que quiso hacer una película aburrida, como la vida misma. Lo que ocurre es que si eres incapaz de transmitir la desidia, acabas conduciendo al espectador al suicidio. Creo que la palabra oportuna para definir a "La mujer sin piano" es "incapacidad".
Durante 94 eternos minutos vemos a Machi pasear por Madrid con unos tacones que llegan a ser el culmen de la desesperación. Con un ritmo lento y cansino, la escasa acción se desarrolla sin llevar al espectador mas que a un callejón argumental sin salida. Al final, la aparición del polaco, que está esperando un autobús a Katowice, termina por agotar el escaso crédito del filme y demuestra lo absolutamente ridículo que es. Sirva de ejemplo la siguiente escena:
"La mujer sin piano" es una castaña como la Catedral de Burgos de grande.
La sinópsis es sencilla, patética e indigna: Carmen Machi es una mujer menopaúsica a la que, sin previo aviso, le empieza a pitar un oido. Su vida es anodina, está casada y tiene un hijo, pero estos personajes no tienen ningún desarrollo en la trama. Porque Machi abandona su hogar, abandona a su marido y su hijo y se dedica toda la película a vagabundear por la noche madrileña con una maleta y una peluca. En esta "trepidante" aventura le acompaña un polaco e incluso se topa con una panda de magrebíes que le increpan, ¡apasionante!
Cuando le otorgaron la Concha de Plata al Mejor Director en San Sebastián, Rebollo fue recibido en la gala con pitos (convenientemente disimulados por TVE) y desconcierto general. Porque esta es una película que no trata sobre nada y encima se regodea en su pedantería; de "héroes anónimos" pretenden calificar algunos a los personajes. Pero estos "héroes" van más allá del anonimato y caen en el desinterés y finalmente en el hastío. Dice el director, Rebollo, que quiso hacer una película aburrida, como la vida misma. Lo que ocurre es que si eres incapaz de transmitir la desidia, acabas conduciendo al espectador al suicidio. Creo que la palabra oportuna para definir a "La mujer sin piano" es "incapacidad".
Durante 94 eternos minutos vemos a Machi pasear por Madrid con unos tacones que llegan a ser el culmen de la desesperación. Con un ritmo lento y cansino, la escasa acción se desarrolla sin llevar al espectador mas que a un callejón argumental sin salida. Al final, la aparición del polaco, que está esperando un autobús a Katowice, termina por agotar el escaso crédito del filme y demuestra lo absolutamente ridículo que es. Sirva de ejemplo la siguiente escena:
Polaco le dice a Carmen Machi que él es católico porque el Papa es polaco (era) y acto seguido se tira al suelo y empieza a rodar. Fin de la escena.
Quizá el mérito de Javier Rebollo está en conseguir tirar a la basura 94 minutos de metraje y pasar a engrosar la larga lista de pitufos imitadores de José Luís Guerín (piénsese en grandes pedantes como Jaime Rosales y Carlos Serrano Azcona) , quien les da un repaso artístico a todos con "En la ciudad de Sylvia" y tiene la decencia de no ir predicando por ahí un nuevo "cine español". Con directores como Rebollo dan ganas de morirse. No emociona, no transmite, no crea, no, no, no... Demasiados noes y poca creatividad.
Dice Víctor Erice (grande de verdad) que no hay ningún director español actual que haya aprendido nada de él.
Dice Víctor Erice (grande de verdad) que no hay ningún director español actual que haya aprendido nada de él.
"La mujer sin piano" es una castaña como la Catedral de Burgos de grande.
Comentarios
QUE MALA
Consigue hacerle sombra a "El árbol", vamos. Pero lo que tiene bemoles es que le dan el premio al mejor director!!! Pero bueno. Y encima, cuando le pitaron (mucho) en la gala, va y se medio cabrea! Pero bueno! Que idiota. La escena esa del polaco que se tira al suelo, lo mejor de la película xD
P.D.: Tendrás que corregir un "anonida" y otro "apasioanante"
Pero...qué mala.