Tim Burton, Cahiers du cinema

A continuación una entrevista realizada a Tim Burton por Roberto Cueto, en relación con su nueva película Sweeny Todd, en el número 9 de Cahiers du cinema, correspondiente a febrero de 2008.

GRAN GUIÑOL



¿Por qué le interesaba adaptar al cine el musical de Stephen Sondheim?
Es una ilusión que tenía desde hace tiempo. Vi la obra en Londres, cuando era estudiante. Fui a verla sin saber nada sobre ella, pero me encantó: su imaginería, la música, su humor negro, ese tono tan siniestro... Nunca había visto nada parecido. De todas maneras, a la hora de hacer el film no quise, en ningún momento, recrear la obra de teatro. Me planteé la historia como una película más. Hay grandes diferencias entre ambos medios: en el teatro hay una gran distancia con el público, mientras que el cine te acerca a los rostros de los actores. Hay muchas cosas que deben ser explicadas en un escenario teatral, pero que no son necesarias en el cine.

De todas formas, sorprenden las supresiones de significativos pasajes de la obra original: pienso en "La balada de Sweeny Todd" que entona el coro en el prólogo y el epílogo, o en la siniestra versión de "Johanna"
que canta el juez Turpin mientras se flagela... ¿Fue por una cuestión de metraje o hubo otras razones?
No, en absoluto estuvo condicionado por el metraje de la película. Fue más bien porque yo prefería crear la sensación de que la historia era contada por primera vez, cuando estás contemplando el rostro de Johnny Depp. La balada explica el final de la historia, crea un sensación de un relato ya pasado, ya consumido. En cuanto a la escena con el juez Turpin, tuvo más que ver con la manera en que Alan Rickman interpreta el personaje: me parecía más interesante dejar ciertas cosas ocultas, hacerlas más internas, y ese número hace muy obvio el tormento en el que vive. Es bueno para el teatro, por ese distanciamiento a la que aludía antes, pero el cine te permite otros recursos para mostrar esas cosas de una manera más sutil.

Dice que no se inspiró en el montaje teatral de Harol Prince, pero ¿conocía el film británico "Sweeny Todd: The Demon of Fleet Street", que protagonizó Tod Slaugher en 1936?
Recuerdo haberlo visto en televisión cuando era niño, pero no he vuelto a verlo desde entoncs, no sé si es una buena o mala película. Me interesaba el actor, alguien que se hacía llamar Tod Slaugher me parecía muy divertido. Pero no lo tuve en cuenta a la hora de hacer mi versión, no recuerdo nada de la película. ¿La has visto recientemente?

Si, se ha editado en DVD. Es muy teatral, muy aniquilosada. Lo más interesante es la interpretación de Tod Slaugher.
Si, ese es el recuerdo que tengo de ella.

Es la película más gore que ha rodado hasta el momento. ¿Por qué ser tan gráfico en la descripción de los asesinatos?
Es algo que me impresionó mucho cuando vi el musical: esa cualidad granguiñolesca, ese exceso... No es nada realista, es algo mucho más impresionista, más pasado de rosca. Creo que no debía prescindir de ese ingrediente en la película, porque es una de las cosas más destacables de la obra.

El libreto de Hugh Wheeler tiene un contexto histórico muy preciso, la Inglaterra victoriana. Sin embargo, su película tiene una ambientación mucho más onírica, o de pesadilla si quiere, con esos fondos digitales un tanto ilusorios que reacuerdan a los decorados del melodrama teatral victoriano...
Si, es un efecto similar al que encuentras en las viejas películas de terror de la Universal: es Londres, pero sabes perfectamente que es un decorado, que no es real, que está todo recreado en estudio. No nos interesaba ir a las localizaciones reales y rodar allí, queríamos reconstruirlo todo en estudio porque para mí era una referencia importante a todo ese lenguaje propio de las películas de terror.

Hay un importante comentario social en el libreto original, sobre todo en esa idea expresada por el propio Todd de que por una vez "los que están arriba servirán a los que estan abajo". ¿Le interesa conservar ese carácter un tanto ácrata y subversivo del personaje?
Creo que el componente político está mucho más marcado en la obra teatral. Está en mi película, desde luego, pero no creo que con tanto énfasis como en el original. Para mí la historia es mucho más personal, esa extraña relación entre Todd y la señora Lovett... Cuando miras los rostros de Johnny Depp o de Helena Bonham-Carter te das cuenta de que es todo mucho más íntimo, para mí es antes una trágica historia de amor que un comentario social sobre la Inglaterra victoriana. Evidentemente es algo que está presente el las letras de las canciones de Sondheim, pero no era lo que más me interesaba de la historia.

Roberto Cueto es consejero de redacción
de Cahiers du cinema España

Fuentes
Versión escrita de Cahiers du cinema

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